Rafaga.

Quise tu amor 
y me diste la hoja seca 
de un Otoño en perspectiva. 
Quise tus manos 
y me diste una vieja leyenda 
de nomos y cuevas. 
Quise tus labios 
y me diste una lección gramatical... 
Me dormí en la esperanza 
con la mirada devota del creyente.

Jamás volveré a pintar de azul 
la huella que deja lamar 
en la arena... 
Ahora en el café 
pido cicuta con nostalgia. 
Ya ves, tampoco me importaría 
despertar cualquier noche tierna 
en tu orilla y sentir 
que aún vibran 
algunas cuerdas de violin...

Ya ves, no tengo otro que hacer 
que seguir soñando 
gastandome exacta día a día 
lejanamente unida 
a tu punto de fuga... 
Entretanto Kavafis me recuerda... 
"este extraño destino 
que de mi fragilidad hizo nacer un poeta".

Mis palabras no sirven 
a pesar de tu lección gramatical, 
ni el sonido de mi arpa 
es verdadero... 
Hoy contemplo el mar y siento 
que solo el reverencia mi silencio 
comoun dios misericordioso 
dispuesto a comprender 
y perdonar.