No hay estrella mas bella que tu.

Ante era oscura el alma mía,
sin brillo. Un sin fin de estrellas
en la bóveda hay de orilla a orilla,
para mí, es como estuviera vacía.

Hasta que en el cielo divise una,
seguramente es lucero polar,
mi corazón ahora es su hogar.
Ya no miro las estrellas, ni la luna.

Ahora su brillo mi senda ilumina.
De mi vista se alejan las penas.
No te aleje lucero del alma mía,

eres mi luna de noche, mi sol de día,
candela de mi futuro invierno,
salvación de mi posible infierno.